jueves, 11 de junio de 2009

Fragmento de "El amor de Don Perlimplin con Belisa en su jardín"

de Federico García Lorca

*****

MARCOLFA. Buena noche de boda tenga mi señor.

PERLINIPLÍN. Adiós, Marcolfa.

 

(Sale Marcolfa. Perlimplín se dirige de puntillas a la habitación de enfrente y mira desde la puerta.)

 

Belisa... con tantos encajes pareces una ola y me das el mis­mo miedo que de niño tuve al mar. Desde que tú viniste de la iglesia está mi casa llena de rumores secretos y el agua se entibia ella sola en los vasos... ¡Ay!... Perlimplín... ¿dónde estás, Perlimplín? (Sale de puntillas.)

 

(Aparece Belisa vestida con un gran traje de dormir lleno de encajes. Una cofia inmensa le cubre la cabeza y lanza una cascada de punti­llas y entredoses hasta sus pies. Lleva el pelo suelto y los brazos desnudos.)

 

BELISA. La criada perfumó esta habitación con tomillo y no con menta como yo le indiqué... (Va hacia el lecho.) Ni puso a la cama las finas ropas de hilo que tiene. Marcolfa... (En este momento suena una música suave de guitarras. Belisa cru­za las manos sobre el pecho.) ¡Ay! El que me busque con ardor me encontrará. Mi sed no se apaga nunca, como nunca se apaga la sed de los mascarones que echan el agua en las fuentes. (Sigue la música.) ¡Ay qué música, Dios mío! ¡Qué música! Como el plumón caliente de los cisnes... ¡Ay! Pero, ¿soy yo?, ¿o es la música?

 

(Se echa sobre los hombros una gran capa de terciopelo rojo y pasea por la escena. Calla la música y se oyen cinco silbidos.)

 

BELISA. Son cinco.

(Aparece Perlimplín.)

PERLIMPLÍN. ¿Te molesto?

BELISA. ¿Cómo es posible?

PERLIMPLÍN. ¿Tienes sueño?

BELISA. (Irónica.) ¿Sueño?

PERLIMPLÍN. La noche se ha puesto un poco fría. (Se frota las manos.)

(Pausa.)

 

BELISA. (Decidida.) Perlimplín.

PERLIMPLÍN. (Temblando.) ¿Qué quieres?

BELISA. (Vaga.) Es un bonito nombre, Perlimplín.

PERLIMPLÍN. Más bonito es el tuyo, Belisa.

BELISA. (Riendo.) ¡Oh! ¡Gracias!

(Pausa corta.)

 

PERLIMPLÍN. Yo quería decirte una cosa.

BELISA. ¿Y es?

PERLIMPLÍN. He tardado en decidirme... Pero...

BELISA. Di.

PERLIMPLÍN. Belisa... ¡yo te amo!

BELISA. ¡Oh, caballerito!... es ésa tu obligación.

PERLIMPLÍN. ¿Sí?

BELISA. Sí.

PERLIMPLÍN. Pero ¿por qué sí?

BELISA. (Mimosa.) Pues porque sí.

PERLIMPLÍN. No.

BELISA. ¡Perlimplín...!

PERLIMPLÍN. No, Belisa. Antes de casarme contigo yo no te quería.

BELISA. (Guasona.) ¿Qué dices?

PERLIMPLÍN. Me casé... ¡por lo que fuera!, pero no te quería. Yo no había podido imaginarme tu cuerpo hasta que lo vi por el ojo de la cerradura cuando te vestían de novia. Y en­tonces fue cuando sentí el amor, ¡entonces!, como un hon­do corte de lanceta en mi garganta. 


El libreto completo está en: Librodot.com




No hay comentarios: