martes, 10 de marzo de 2009

de "La Neblina del Ayer" Leonardo Padura

-A veces me pongo a pensar... ¿Cuántas cosas nos quitaron, nos prohibieron, nos negaron durante años para adelantar el futuro y para que fuéramos mejores?
-Una pila- dijo Carlos
-¿Y somos mejores? - quiso saber Candito el Rojo.
-Somos distintos: tenemos tres patas o una sola, no sé bien... Lo peor fue que nos quitaron la posibilidad de vivir al ritmo que vivía la gente en el mundo. Para protegernos...
-¿Saben lo que más me jode? -lo interrumpió el Conejo, asomando su dentadura por la puerta de la habitación-. Que nos volaron el sueño de poder ir a París con veinte años, que es cuando es bueno ir a Paris... Ahora se pueden meter a París por el culo y a Bruselas si les queda un hueco.
-¿Qué hubo, Conejo? -lo saludó el Conde y le extendió la botella de ron, luego de servirse a sí mismo.
-Todo el tiempo, todos los días hemos estado viviendo la responsabilidad de un momento histórico. Se empeñaron en obligarnos a ser mejores -dijo el Conejo, pero el Conde negó con la cabeza, casi sin poder contenerse.
-¿Y por qué hay tantos muchachos ahora que quieren ser rastafaris, rockeros, raperos y hasta musulmanes, se visten como si fueran payasos, se maltratan llenándose de argollas y tatuándose hasta los ojos? ¿Por qué hay tantos metiéndose drogas durísimas, tantos que se vuelven putas, chulos, travestis, y usan crusifijos y collares de santerías sin creer ni en el coño de su madre? ¿Por qué hay tantos cínicos que juran por una cosa y creen en otra, y tantos que nada más viven calculando qué se pueden robar para tener dinero sin trabajar demasiado? ¿Por qué hay tantos que quieren irse de aquí?
-Yo tengo un nombre para eso -retomó la batuta el historiador del grupo-: cansancio histórico. De tanto vivir lo excepcional, lo histórico, lo trascendente la gente se cansa y quiere la normalidad. Como no la encuentran, la buscan por el camino de la anormalidad. Quieren parecerse a otros y no a ellos mismos, por eso son rastas, raperos, o lo que sea, y se ponen de drogas hasta aquí... No quieren pertenecer, no quieren ser buenos a la fureza. Sobre todo no quieren parecerse a nosotros, que somos sus padres y unos fracasados de mierda...


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